viernes, 31 de octubre de 2008

Velocidad

Velocidad

Es una crisis paranoica de emoción conspirativa, con esas miradas que cruzan palabras y verdades a medias, son carreras que corroen con emociones el tiempo y el espacio, pálidos e insaboros ante la exitación continua, ese afluente colorido de sentidos que enceguece mientras uno cree ver, verlo todo, simultáneo y de corrido.
Y como un grito al aire; te hace sentir vivo.

lunes, 27 de octubre de 2008

Sentado (pt. 2)

Como un entumecimiento del alma y la mente, sin sentido por la vida, añorando cielos y estrellas, sin moverse ni un minuto.
Ese gesto lamentable de elevar la mirada al cielo se repite.
Y Miro (sí, yo Miro).
El mismo estado confuso induce al error, induce a sentarse.
Mis ojos recorren la mágica galaxia enmudecida por las luces citadinas, y sólo unas pocas estrellas se escuchan en la multitud. Su canto envenena y corrompe.
Me atrofia. Me mata. Y me siento a mirar, de nuevo.

viernes, 24 de octubre de 2008

Corriendo (pt. 1)

"Corriendo"

Si quieren mirar, que miren. Que miren. ¡Que miren todo lo que quieran, carajo!
Que miren si fracaso, si fallo, si tropiezo, Que miren.
Y sí, a veces me gusta correr, me gusta ver a a dónde llego. me gusta sentir esa urgencia, esa energía que fluye por mis piernas y reanima el cuerpo muerto de aburrimiento. ¿y si los curiosos miran? A mí que me importa si me odian o me aman; si esa energía es mía, solamente mía. ¡Miren como se siente!
Como odian al que Hace, los que Miran. ¿Por qué nadie hace lo que dice quiere hacer? Vouyeristas de la vida, que se tocan en la oscuridad, en la esquina más inmunda, en el rincón más recóndito.
y cuando es muy tarde, se lamentan, y entre lágrimas surgen palabras de perdón a las promesas que no pudieron cumplir. Cuando quieren correr, ya no pueden ni caminar.
Jamás prometas.
Para saber que se corre, hay que saber que antes uno estuvo parado. Hay que saber parar, y saber a dónde ir.

sábado, 18 de octubre de 2008

"Odio los ruidos de la ciudad, perturban mis sueños"

Y sí, otro cuento sobre sueños. Es otra cosa que me encontré escrita en una hoja cualquiera ( o sea: hace mil que no escribo nada nuevo ).


Un hombre sombrío, alto y flaco, esperaba sentado en su habitación. Estaba quedándose dormido. Sus ojos se balanceaban entre los colores difusos y caían dentro de la gris ensoñación.
Pronto se zambullió en el mar interior, y nunca más nadie lo volvió a ver.
Su cabeza voló en pedazos.
Su escopeta tocó el suelo.



Si, es un cuentillo VIOLENTO. No me quiero ni imaginar mi estado de ánimo cuando escribí eso.