jueves, 11 de septiembre de 2008

Solo un perro, caminando solo

Un pequeño texto que encontré en un cuaderno de dibujo mientras buscaba algo para escanear:

Solo un perro, caminando solo, por las playas del infinito penar, del escurridizo recuerdo. La arena caliente le quema las patas, lo obliga a andar siempre al frente, con el viento detrás que le devuelve los olores de los lugares por donde ya ha pasado.
Cosa peculiar, el olor. Es como el sabor en la lengua. Siempre vivificado y siempre alterado. Lo feo fue horrible, lo bueno excelente; lo mediocre sólo se olvida. Y chocan los olores y los recuerdos con la crudeza grotesca de la vista y el presente, que no es ni tan presente ni tan real como creemos.
¿De meros recuerdos se hace la existencia? Somos lo que fuimos, y nada más. Somos los olores endulzados del pasado, somos la vana imagen de la luz refractada en nuestros ojos.
Somos contraste eterno entre lo que queremos y lo que creemos ser.